¿El diablo es invento del hombre? Si tú te has preguntado quién es el Diablo, ¿será un mito o una leyenda? Si deseas saber qué es un demonio y de dónde viene, acompáñame en esta reflexión para descubrir la naturaleza, el origen y si en verdad nos pueden hacer daño o solo son historias para espantarnos y alejarnos de las ocasiones de pecado.
La realidad es que yo soy muy miedosa y el solo hecho de escribir estas reflexiones podría sugestionarme, pero pienso que es importante que se HABLE DE ESTOS TEMAS, porque muchas veces nos quedamos con la idea de que Dios es todo amor, que su misericordia es eterna y que al final de nuestra vida nos podemos arrepentir de todo el mal que hayamos cometido y aún así seremos salvados. Pero ¿qué pasa cuando constantemente caemos en las tentaciones del mal? ¿Si nuestras almas son seducidas por el demonio, y somos hijos de la oscuridad y no de la luz?
Para empezar a encontrar respuestas, demos inicio:
Naturaleza de los demonios
En esencia un demonio es ser espíritu, (en latín spiritu es “soplo” o “aliento”), esto significa que son criaturas que han recibido un soplo de vida de parte de Dios. Existen debates sobre el tiempo de su creación, pero nosotros no nos meteremos a ese detalle, porque ya sea que estos espíritus -cuerpos angelicales- hayan sido creados antes o después del relato del Génesis, sabemos que al ser revelada su misión de servir a la humanidad, algunos no estuvieron de acuerdo; y con la libertad que Dios da a todos los seres que crea, estos ángeles decidieron rebelarse y odiar el plan de salvación de su propio Creador. Si quieres conocer un poco más de todo este tema de los ángeles, aquí te dejo este libro que puedes descargar de manera gratuita: “La Historia del Mundo Angélico”
Su origen
En la Biblia podemos encontrar una referencia de la caída de Satanás en Isaías 14, 12-15.
“¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a tierra, dominador de naciones! Tú que habías dicho en tu corazón: «Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte. Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo. ¡Ya!: al seol has sido precipitado, a lo más hondo del pozo.»”
Se cree que después de querer ser como Dios y poseer el mismo poder que Él sobre la creación, fue expulsado del cielo, donde antes gozaba de la constante presencia de Dios. Y aún cuando parezca difícil de creer, algunos ángeles le siguieron y ahora todos esos ángeles pertenecen a un ejército que busca conquistar a la humanidad atrayéndola al mal. Han renunciado a servir a los hombres para conducirlos al pecado, en vez de acercarlos a Dios.
Pero no te asustes, así como existen demonios, hay también ángeles guardianes que nos son asignados para resguardar la gracia en nuestras vidas y ayudarnos a combatir las tentaciones.
Los demonios SÍ pueden hacer daño
Su trabajo es constantemente sugerirnos el mal. Muchas veces no se manifiestan como en las películas de terror, en forma de dragones que vuelan y escupen fuego, sino que atacan nuestras almas. Por lo general en silencio, a través de la mentira, de la debilidad de la carne, agarrándose de la experiencia de nuestros pecados anteriores. Se valen de nuestras heridas del pasado que nos hacen recordar las cosas que duelen, los rencores que guardamos, los hechos tristes…y así caemos una vez más.
El Padre Fortea dice que las posesiones son muy poco comunes, esto de ver que las personas se convulsionan, que tienen fuerza sobrenatural, que escupen espuma o hablan en lenguas muertas es RARÍSIMO de encontrar. Tendría que ser una persona que constantemente está conjurando la presencia del demonio, que se expone por propia voluntad a prácticas satánicas: espiritismo, santería, hechizos, vudú, ritos new age, chamanería,… que le llevan a contaminar su alma a tal grado que el Diablo ya puede manifestarse a través del cuerpo de esa persona.
Así como Jesús fue tentado después de sus 40 días en el desierto, los Santos también han sido tentados por el Demonio. Teniendo pensamientos o sentimientos intensos que les entraban para inclinarse por el pecado, esto sin que ellos lo hubieran causado o querido. Su ejemplo ha sido el de utilizar su libertad para poner resistencia e inmediatamente clamar auxilio divino. Muchos místicos han recurrido a jaculatorias pequeñas que sin necesidad de recitar grandes palabras, usan el nombre de Jesús para ahuyentar presencias demoniacas.
¿Toca tenerle miedo entonces?
No se trata de que vivas sugestionado, pero sí de ser prudente y tener cuidado de lo que haces. Realmente el demonio no tiene poderes, el único que tiene poder es Dios. El alma que vive en gracia no debe temer. Si tú vas a misa los domingos, te confiesas regularmente, tienes momentos de oración, buscas hacer el bien… difícilmente experimentarás alguna manifestación demoníaca. Pero aún sí, puede que un día te enfrentes a alguna experiencia que te quite la paz, en esos momentos invoca a Dios, que Él es el único con poder sobre tu alma.
“Yo les voy a mostrar a quién deben temer: teman a Aquel que, después de quitarle a uno la vida, tiene poder para echarlo al infierno. Créanme que es a ése a quien deben temer.” Lucas 12, 5
¿Dónde más se habla de la existencia del demonio dentro de la Biblia?
Génesis 3, 4-5 aparece la “serpiente” que convence a Eva de comer del fruto prohibido porque así será como Dios.
En Mateo 13, 19 cuando Jesús está explicando a sus discípulos la Parábola del Sembrador se menciona “Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino.”
En el Evangelio de Lucas (11, 14-19) cuando Jesús está curando a un mudo se menciona el nombre de “Belzebul” como el poder que dirige a los espíritus malignos.
En el Evangelio de Marcos (7, 24-30) Jesús expulsa un demonio de una mujer, hija de una gentil, -es decir, de una no judía-. Es cuando escuchamos que Jesús menciona que no es bueno quitarle la comida a los hijos para dársela a los perros.
Dentro de Efesios (6, 11) San Pablo instruye a sus seguidores sobre cómo se puede evitar el mal: “Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo.”
En II Corintios San Pablo también menciona: “Pero temo que, al igual que la serpiente engañó a Eva con su astucia, se perviertan vuestras mentes apartándose de la sinceridad con Cristo.”
San Pedro (5, 8) también se nos alerta: “Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.”
Por supuesto que si deseas información más completa sobre el tema, te recomiendo leer: Seremos juzgados por el amor, del P. Gabriel Amorth. Donde encontrarás capítulos cortos y descripciones sencillas acerca de los ataques demoniacos más comunes que un alma puede sufrir. También sugiero veas el video: “Mitos y verdades sobre el demonio y exorcismos” del P. José Antonio Fortea.
Después de leer este artículo, ¿ahora sí crees en el demonio? Déjanos tus comentarios y comparte con tus amigos si es que este tema te ayudó. Recuerda que no conviene llenarse la cabeza con ideas de posesiones satánicas, pues es muy raro que suceda. La televisión a veces tiene mucho que ver en nuestra concepción del demonio, así que en vez de ver películas como el exorcista, te invito a leer vidas de santos que han combatido las tentaciones y han salido victoriosos en la batalla.
Comments