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María, ¿Virgen?

Si tienes amigos protestantes entenderás que aunque creemos en el mismo Jesús, tenemos problemas cuando se trata de defender uno de los puntos controversiales: el papel de su madre, la Virgen María.

Cuando platicamos de lo que la fe Católica enseña me preguntan cosas como: ¿Dicen que permaneció virgen aunque dio a luz a Jesús? ¿Es cierto que nunca cometió pecados? ¿Le rezan a la Virgen porque tiene poderes divinos para hacer milagros?

La lista de preguntas entre cristianos y católicos puede llegar a ser interminable, para aclarar un poco las creencias que tenemos alrededor de la madre de Jesús, me gustaría revisar las respuestas que podemos encontrar en la Biblia, para asegurar que no estaremos fallando con opiniones o ideas subjetivas sobre su historia dentro del plan de Salvación.

En esta primera parte veamos la evidencia que encontramos sobre la VIRGINIDAD de María anunciada en el Antiguo y Nuevo Testamento:

1. Isaías 7, 1

“Pues bien, el Señor mismo va a darnos una señal. Mirad, una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel.”

Isaías anuncia la llegada del redentor a un pueblo judío que estaba cayendo en infidelidad y pecado. El profeta comunica que el plan de Dios es que el “Hijo” del que habla, venga al mundo dentro del vientre de una doncella, por tanto, sabemos que ya desde 700 años antes de la llegada de Jesús, se había predicado entre judíos que el Salvador les vendría de una doncella, es decir de una mujer virgen.

Si pensamos en que hace 2 mil años no estaba tan avanzada la tecnología de fertilización, nos sonaría que algo está mal con la profecía de Isaías. Porque si estaba embarazada, ¿cómo no había perdido el título de doncella? ¿de virgen? Si yo hubiera sido una mujer judía de ese tiempo, me preguntaría: ¿Qué tipo de mujer busca Dios para ser madre de su enviado? ¿Quién sería padre de ese niño, Dios o el esposo de la mujer que lo traiga al mundo?

Todas estas y más preguntas seguramente pasaron por la cabeza de la Virgen, pero el plan de Dios Padre contemplaba que para entonces María estaría comprometida con José, lo que en tiempos antiguos significaba que ya existía un “contrato” de matrimonio establecido entre las dos familias.

La publicación de su compromiso era el primer paso de la celebración de la Boda. Según la tradición pasarían de 10 a 12 meses entre la entrega de la dote -lo que hoy sería como nuestra tradición de hacer una reunión para celebrar la “pedida de mano”- hasta el día de la ceremonia religiosa donde se llevaría a cabo el rito del matrimonio como tal (cf. Gen, 24, 64-67 y Ct 6, 7).

Así que Jesús  era un hijo de Dios protegido por la ley judía. Fue considerado legítimo, descendiente de David, pues José y María ya estaban bajo contrato de “casados” cuando el Espíritu Santo la cubrió con su sombra para engendrar al Verbo hecho carne. En este pasaje de Isaías vemos cómo Dios cumple su palabra al hacer uso del vientre virgen y a su vez cuida el cumplimiento de la ley establecida entre su pueblo elegido.

2. Apocalipsis 12, 1-3

“Apareció en el cielo un signo sorprendente: una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y tocada con una corona de doce estrellas. Está encinta y grita por los dolores de parto, por el sufrimiento de dar a luz.”

El apóstol San Juan en su revelación del Apocalipsis (un relato sobre el fin de los tiempos), ve a la mujer que resplandece, a la que se le rinde el honor de portar una corona de 12 estrellas y a la que el sol la viste con su esplendor. La clave para saber que esa mujer es la Virgen María es porque está encinta y si se lee más adelante el texto hace referencia a que hay un dragón que quiere devorar a ese niño -un pequeño que viene a salvar al mundo-. ¿Por qué un monstruo se comería a un bebé? Solo tiene sentido el texto si ese bebé es el Mesías, es decir Jesús; y si esa mujer embarazada es la Virgen María.

Para mí esta imagen de la Virgen del Apocalipsis se encuentra ilustrada de forma más literal en la advocación de María de Guadalupe. La aparición que ocurre a San Juan Diego en el año 1531 sobre los montes de la Ciudad de México. La imágen que se quedó impregnada en una prenda de un indígena humilde, representa a una mujer que de fondo está iluminada con los rayos del sol, en su manto se reflejan las estrellas del cielo, trae una cinta encima de su vientre lo que significa que está embarazada y tiene la luna bajo sus pies.

Aquí les dejo una probadita del gran significado que esta imagen encierra:

3. Lc 1, 30-34

“El ángel le dijo: No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en tu seno y a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. […] ¿Cómo será esto posible si no conozco varón?”

Finalmente quisiera mencionar el Evangelio de San Lucas, donde narra la anunciación del ángel a María. Esta vez no era un aviso más a través de un profeta, sino que un mensajero directamente mandado del cielo se aparece a aquella doncella de Nazaret, para pedirle su ayuda en el plan de Dios.

La escritura describe a María como mujer de muchas virtudes, el ángel se refiere a que “ha hallado gracia delante de Dios” y esto se comprueba con su respuesta. No cuestiona las implicaciones legales o los beneficios que le traería ser madre del Salvador, más bien lo que inquieta su alma es la forma en que quedará embarazada si su vientre era el de una virgen. Por eso cuando el ángel responde que será la sombra del Espíritu Santo quien la cubra para poder engendrar, María responde inmediatamente “hágase en mí según tu palabra”.  

Al revisar estos 3 anuncios sobre la encarnación del Hijo de Dios vemos una conexión a través de la Virginidad de María. Nosotros podemos cuestionar incansablemente las implicaciones biológicas y seguro encontraremos formas de refutar que su cuerpo perdió las cualidades de una mujer pura cuando dio a luz a Jesús. La realidad es que sin fe en el poder de Dios, es difícil enfrentar este dogma mariano. Pero hoy sabemos que en la Biblia existen mínimo estas 3 pruebas dadas en el Antiguo y Nuevo testamento donde podemos encontrar que la virginidad de María fue verdadera.

La Iglesia da respuestas más profundas sobre la virginidad como parte de la función redentora en la Encíclica Lumen Gentium (Capítulo 8, no.55) y dentro del Catecismo de la Iglesia Católica (no. 499).

Los invito a que sigan esta defensa de la Virgen María, pues en la siguiente parte trataremos más a fondo por qué creemos que María nació sin pecado original y como su pureza está ligada a la importancia de la alianza que Dios iba a fijar con su pueblo. No olviden dejar sus comentarios y preguntas para que juntos sigamos entendiendo mejor lo que creemos.

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