Hace unos años mi mejor amigo, que ya tenía unos cuantos añitos con su novia y que tanto él como su novia tenían una edad que entraba en la madurez, me dijo: me quiero ir a vivir con ella para “probar” antes de tomar la decisión de casarnos para siempre.
La verdad yo quedé un poco intrigada y pensaba: qué lo haría dudar que su novia era la persona adecuada para casarse y por qué en lugar de “probar” la convivencia no buscaba y aprovechaba los medios que Dios dispone para las parejas a través del sacramento del matrimonio.
Lo cierto del caso es que por más justificaciones y razones que me dió, ninguna me convenció, solo le pedí que pensara muy bien si lo que estaba haciendo, era realmente lo que Dios habría querido para ellos.
Luego unos años más tarde, ¡mi hermano me salió con el mismo cuento! No lo podía creer, pero su argumento fue peor, lamentablemente me dijo que, sencillamente él no se iba a casar para complacer a los demás, pero en el fondo yo percibía que él no se casaba precisamente para complacer al mundo que hoy les dice a los jóvenes “no te comprometas”, “para qué casarse”, “mejor sin ataduras”, etc. Es decir lejos de ser libre se estaba dejando influenciar por la cultura moderna de lo provisional.
En ninguno de los dos casos traté de imponer mi opinión, solo dí mi punto de vista y traté de iluminar, y es justamente lo que quiero hacer ahora contigo si estás pensando en esa posibilidad.
Lo haré respondiendo a algunos de los argumentos más frecuentes:
Queremos “probar” primero
Mi pregunta es: ¿probar qué?; cualquier convivencia es un desafío, de eso que no te quepa la menor duda; si no pregúntale a padres e hijos, quienes ciertamente se aman desinteresadamente pero que no por eso dejan de tener desencuentros y obstáculos; es por ello que creo que mientras más herramientos y medios se tengan disponibles para convivir es muchos más probable que dicha convivencia sea armoniosa.
La convivencia requiere de paciencia, tolerancia y muchísimo amor y estas cualidades son particularmente reforzadas por la vida de gracia y muy especialmente por el sacramento del matrimonio. La convivencia requiere de servicio y el fruto del amor, en palabras de Santa Madre Teresa de Calcuta, es precisamente el servicio. Son precisamente las gracias sacramentales las que nos permiten, perdonar lo que humanamente parece imperdonable, tolerar las diferencias y complementarnos en ellas; así que esa “prueba” sin esos medios y esas gracias, en mi opinión, no tienen sentido. ¡Uno no va a la guerra sin escudo de defensa!
Ya estamos muy viejos para hacer bodas
Algunos se privan de las gracias sacramentales porque piensan es en la fiesta, que si no tienen el dinero para hacerla, que ya están muy viejos para vestirse de novios, que ya vendrá un mejor momento, etc.
En este caso te comparto las palabras del Papa Francisco a los novios el 14 de Febrero del 2016 en la Plaza de San Pedro. Ese día dio tres consejos a los novios y el tercero era precisamente sobre la fiesta:
La celebración del matrimonio debe ser una fiesta, pero una fiesta cristiana y no mundana. Lo que sucedió en Caná hace dos mil años, sucede en realidad en cada fiesta nupcial. Lo que hará pleno y profundamente verdadero vuestro matrimonio será la presencia del Señor que se revela y nos otorga su gracia.
Así que no te preocupes tanto por los signos externos y que eso no sea una excusa para evitar la gracias que Dios quiere darles a su unión.
Es que no estamos listos para un compromiso para toda la vida
Esto es resultado de la cultura actual de lo provisional y de descarte; parece que la frase “para siempre” da piquiña porque se asocia a lo rutinario, estático o aburrido; cuando la realidad es que si no hay un compromiso real, nada sólido puede construirse.
El amor requiere de la solidez del compromiso, el que no es capaz de comprometerse amar para siempre ¿por qué lo haría para un solo día? Las bases sólidas son las que harán que tu relación sea capaz de renovarse, reinventarse y vencer todos los obstáculos y ¿qué es más estable que el amor de Dios por sus hijos? Sencillamente nada… entonces debemos buscar ese compromiso en la misma fuente del amor que es Dios mismo.
Y para no dejarte con la intriga en el caso de mi mejor amigo al final propuso casarse por civil y antes del primer aniversario, antes de tener su primera bebita decidieron unirse en sacramento, creo que finalmente se dieron cuenta que no tenía sentido privarse de la bendición de Dios en sus vidas.
Finalmente te dejo estas palabras del Papa Francisco sobre el noviazgo:
El noviazgo “es un recorrido de vida que debe madurar como la fruta, es un camino de maduración en el amor, hasta el momento en el que se vuelve matrimonio”, con etapas que “no deben ser quemadas” porque la maduración se hace paso a paso.
Así que no te adelantes ni te atrases, Dios siempre quiere que seamos felices y para ello nos invita a vivir cada momento, cada etapa a su tiempo y ordenadamente. No te autoengañes con excusas y busca la verdad!
¡Un abrazo! Espero que estas palabras te puedan iluminar y guiar.
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