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Zlatko Dalic, aferrado al rosario y a la gloria mundialista

Desde el triunfo de Croacia contra Inglaterra, sus calles se tiñen de blanco y rojo. La gente festeja eufórica la gloria de su selección. Y es que, tras haber superado la gesta de hace dos décadas, donde llegaron a las semifinales del Mundial Francia ’98 como un país independiente, los balcanes buscan consagrarse campeones del mundo.

El Mundial de las sorpresas

¿Qué decir de esta Copa del Mundo? Todos los partidos han sido emocionantes; caracterizados por un altísimo nivel futbolístico, hemos tenido la dicha de ver goles espectaculares y jugadas que nos dejan atónitos. Durante este mes, las 32 selecciones participantes han dado lo mejor de sí, luchando hasta el último minuto. De esta manera, aquellas que muchos tildaban de “pequeñas” o “débiles” han dado un golpe sobre la mesa, dejando por fuera a grandes potencias como: Alemania, Brasil, Argentina, España y Portugal.

Pero quizás, la mayor sorpresa está a cargo del equipo croata y su entrenador Zlatko Dalic. De bajo perfil pero con mucho trabajo, el estratega de 51 años ha llevado a cabo una titánica labor, entendiendo a los grandes talentos que tiene a sus órdenes y elevando al máximo su potencial. Disciplina, trabajo en equipo y sobre todo, mucha fe constituyen la clave del éxito para Dalic y sus jugadores.

¿Pero quién es Zlatko Dalic?

Durante su juventud, Zlatko jugó como profesional en equipos pertenecientes a la antigua Yugoslavia. En el año 2000 colgó los botines y empezó su andadura como entrenador, dirigiendo en la liga croata y saudí. A pesar de no contar con una trayectoria de primer nivel desde los banquillos, respalda sus logros en la humildad y constancia que provienen de su fe católica.

A propósito de esto, en una entrevista para la radio católica Hrvatski Katolicki, afirmó lo siguiente:

“Todo lo que he realizado en mi vida y en mi carrera profesional se lo debo a mi fe y estoy agradecido a mi querido Dios”

He aquí un ejemplo de que Dios no se deja ganar en generosidad. Él nos regaló dones y es nuestro deber sacarles provecho y utilizarlos adecuadamente para alcanzar nuestras metas.

Con el rosario empuñado, partido tras partido

Ahora bien, es cierto que no todo es color de rosa durante nuestro andar en la tierra. Muchas veces, cuando creemos que estamos a punto de lograr u obtener algo muy deseado, se nos presentan dificultades y trabas en el camino que nos frustran. Pero, es ahí donde se pone a prueba nuestra fe. Alimentados por una fuerte convicción y amparados en la voluntad de Dios, seremos capaces de sobreponernos y conquistar aquello que tanto anhelamos. El actual entrenador croata no es ajeno a esto y en una oportunidad, dijo:

“Siempre llevo conmigo un rosario y cuando siento que estoy pasando por un momento difícil pongo mi mano en el bolsillo, me aferro a él y luego todo es más fácil”

Dicen que “la fe mueve montañas”; ahora, yo les pregunto: ¿la fe gana el Mundial?

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