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¿Qué precio tiene el cielo? ¡Que alguien me lo diga!

Soy de esas personas que suele andar con una melodía en la cabeza y hace días recordé una canción titulada de la manera en la que comienzo a escribir, lo que me hacía repetirme constantemente la pregunta y buscarle una respuesta.

Todo en la vida es un proceso, procesos que, si queremos, nos pueden ayudar a sacar la mejor versión de nosotros mismos. Esos procesos que implican “sacrificios” y/o “renuncias” son más dolorosos pero no menos valiosos.

“Ama hasta que duela y si duele es buena señal” Santa Teresa de Calcuta

Y si la vida es tan corta y el cielo es eterno, ¿qué puedo hacer para ganarlo?

El precio más cercano para esto, puedo decirte que lo podemos alcanzar con algunas prácticas, pero, ¿de qué se trata?

Existe algo llamado ascética y mística, estas nos ayudan en la tierra a acercarnos a “la perfección que Dios quiere en nuestras vidas” para obtener la vida eterna… Son consideradas prácticas, te explico un poco mejor:

La ascética es equivalente al esfuerzo humano (personal) encaminado a lograr la máxima perfección del espíritu por medio de la práctica de las virtudes y el dominio de las pasiones.

Mientras que la mística tiene un fin más alto, la íntima unión del alma con Dios, que sólo se alcanza plenamente en la otra vida. Nada vale aquí nuestro propio esfuerzo ya que todo depende de la voluntad divina.

“Aunque Dios puede conceder la gracia de su presencia lo mismo a un pecador que a un justo, las prácticas ascéticas se consideran siempre como la preparación obligada para llegar al goce de la unión mística”

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con ganar el cielo? La mística tiene 3 vías: la vía purgativa, vía iluminativa y la vía unitiva. ¡Estas vías nos ayudan a alcanzarlo!

Si piensas que muchas veces has sufrido o sufres en vano, te dejo la explicación de la vía purgativa, esta es la etapa de la ascética, en ella el alma se “purifica” de sus vicios valiéndose de la oración y del sacrificio. La eficacia de este momento depende exclusivamente de la voluntad humana.

Estas son vías que nos ayudan a obtener méritos para alcanzar la unión mística con Dios, aprovecha cada oportunidad, así sea de dolor, dale la vuelta al sufrimiento… todo merece la pena si se hace de cara a Dios.

Sé paciente con cada situación que implique un cambio en ti o un esfuerzo mayor, ponte en marcha y recuerda que Dios no se deja ganar en generosidad.  

“En las adversidades sale a la luz la virtud” Aristóteles 

Sinceramente no sé si llegue a pagar el precio equivalente a lo que vale el cielo el día en que pueda encontrarme cara a cara con Cristo, pero confío en su misericordia y espero que me de chance de seguir alcanzando méritos para ello.

Tal vez no tenga una respuesta concreta pero una vez más todo se resume en el AMOR, con cuánto amor haces las cosas, aunque no salgan tan bien, lo importante es el amor puesto en cada segundo… Buscar siempre agradar a quien constantemente está buscando agradarte a ti: Dios.

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