Tras una vida marcada por el hedonismo y centrada principalmente en la lujuria, fallece Hugh Hefner a sus 91 años, fundador de la revista pornográfica Playboy.
La pornografía es fantasía, consiste en alimentar el pensamiento de algo que no es real, que no te pertenece…Podríamos considerarla como uno de los engaños más ingenuos que le han hecho a la humanidad, piénsalo un momento ¡Te están engañando! Y te lo dicen en la cara: ingenuo.
Con la pornografía van entrando por los ojos todo tipo de imágenes que se guardan en el pensamiento como meras fantasías que la industria pornográfica se encarga de retorcer cada vez más.
Si hacemos una pausa y nos ponemos a cuestionar tal actividad, es fácil darse cuenta que:
1. Los seres humanos somos pudorosos por naturaleza
El hombre y la mujer realmente se visten para preservar su intimidad, es parte de la dignidad de la persona preservar su intimidad (lo que se conoce como la virtud del pudor) o acaso te gustaría que te vieran desnudo por la calle, cualquier persona y en cualquier momento. Se podría hacer ésta misma analogía con la pornografia, sería estar en la calle en esas condiciones, cualquier persona en un sano juicio lo evitaría.
Quizás, un ejemplo claro pueda ayudar en este punto, la lucha por combatir la pobreza en el mundo consiste precisamente en dar de comida al pobre, vestirlo y llevarlo a condiciones dignas de vida.
Agreguémosle a la idea anterior el acto sexual. El acto sexual es el acto más íntimo que un hombre y una mujer pueden darse. Buscan darlo en intimidad, plenamente, adecuadamente, preservando su dignidad.
El hombre y la mujer no son objetos sexuales para usarlos a la luz pública y degradar su condición, sino que merecen todo el respeto y preservación de su dignidad como personas que son.
2. La pornografía frustra la realidad de la persona y distorsiona el sexo
Es fácil darse cuenta que la pornografia va modelando tu forma de pensar hacia un pensamiento irreal. De esta manera, se arraiga una actividad que luego resultará difícil de dejar porque domina y esclaviza.
De allí que la pornografia afecta a la persona, daña su psicología porque la lleva a un mundo falso y contrario a la realidad. Frustra la realidad de la persona, ya que lo propio del hombre es vivir en la realidad (relacionarse en la sociedad con los demás) y no en mundo fantasioso.
Con relación a este punto se dice que la persona que se deja llevar por la pornografia va perdiendo la capacidad de amar, ya que está fuera de la realidad (frustrante y retorcido camino) y pierde los esquemas verdaderos del amor humano digno, reservado.
3. La pornografía es una industria que degrada la dignidad humana y engendra otros vicios en la persona
La pornografia se aprovecha del natural impulso sexual que existe en el hombre y en la mujer para desvirtuarlo en todos sus sentidos y convertirlo en una fantasía, haciendo de ello un negocio despreciable y degradante.
Definitivamente, es una sombría industria que se aprovecha de una característica humana noble y buena para alimentar en los pensamientos un mundo irreal que va en contra de la dignidad de la persona y del verdadero sentido del amor humano.
Los frutos de tal industria es la de engendrar en la persona otros vicios como la masturbación, el adulterio, la prostitución, la pedofilia, los actos homosexules, entre otros. También, tiene como fruto la de llevar a la persona a enfrentarse graves enfermedades de transmisión sexual, sufrir embarazos no deseados, ver niños abortados o mujeres abandonadas por ser usadas como objeto sexual.
Quizás, el siguiente video de Cristopher West ayude a profundizar más sobre el correcto sentido del sexo y su belleza: The Gift .
Asimismo, otros artículos en este sitio como “no necesito de nadie más: la masturbación” o “la pornografia no tiene nada de malo ¿o si?” pueden dar otras luces e información de interés.
Definitivamente, es mejor luchar y fortalecerse por vivir dignamente, humanamente en pleno, esto lo desea y lo espera cualquier persona en su vida y en todo momento. Lo propio del hombre y la mujer es atenerse a vivir en la realidad y darse recíprocamente un amor humano digno.