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Hablar de todes, muchxs… ¿El lenguaje sexista?

En el proceso de evolución que ha tenido la sociedad, han sido evidentes los diferentes roles que han jugado tanto los hombres como las mujeres, condicionados desde factores biológicos hasta culturales. Con el desarrollo de la sociedad, las diferencias se fueron llevando más a una cuestión de tradición, prejuicios, y hasta ignorancia, llegando a un punto en donde las mujeres fueron puestas en un nivel inferior y relegadas de la vida pública.

Cada cultura, y de acuerdo al momento histórico que se atienda, tendrá características que nos indiquen qué papel juega la mujer. Diversos sectores han estado luchando la reivindicación de los derechos de la mujer, logrando avances muy importantes, como el acceso a la educación, a poder elegir una pareja, a participar en la esfera pública, procurar mejores condiciones y equidad en el campo laboral, solo por mencionar algunos ejemplos.

Esta iniciativa por buscar la equidad entre los dos sexos, ha caído en algunos excesos, como considerar al hombre (varón) como un enemigo a vencer. Este enfrentamiento ha sido llevado también a un plano lingüístico, en donde se afirma que la lengua es machista y discriminatoria, pero, ¿realmente es así?

La lengua es machista

No se puede afirmar que la lengua sea machista o discriminatoria como si se tratara de un ente con la capacidad de razonar y decidir. En todo caso los hablantes (la gente) son los que tendrían estas características y se valen de la lengua para ejercer algún tipo de violencia o discriminación. El lenguaje, es la facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos (Real Academia Española, RAE), la sociedad tiene la capacidad de discriminar, más la lengua por sí misma no lo puede hacer.

Estos grupos han entablado una especie de discusión con la RAE, al señalarla como la culpable de no querer cambiar la lengua sexista y machista, como si la lengua le perteneciera a esta Institución. La lengua es de quien la practica, cada hispanohablante es dueño y vamos creando las propias tendencias, por lo mismo hay infinidad de palabras que ahora están en desuso y otras que se van agregando, por lo que los cambios que proponen solamente el uso y el tiempo dirán si se establecen como normativa.

Desdoblar el lenguaje

Lo que no se nombra no existe, ha sido el lema para que se logre un lenguaje incluyente. Algunas de las acciones que se han hecho para lograr esta inclusión es el desdoblamiento del lenguaje. Este se ha utilizado principalmente en sectores de opinión pública y en el ámbito político, diciendo por ejemplo: compañeras y compañeros, las diputadas y los diputados, las mexicanas y los mexicanos, etcétera.

Se podría hacer una lista interminable de estas locuciones, sin embargo esto pertenece solamente a un escenario cuando está de por medio un micrófono. En la cotidianidad no se usa esta forma, pareciera artificial.

Gonzalo Celorio, escritor mexicano, utiliza de ejemplo un refrán popular, “El perro es el mejor amigo del hombre”, siguiendo con una lógica en donde la lengua es machista por no mencionar a la mujer y con el lenguaje desdoblado se podría decir así: “La perra y el perro son la mejor y el mejor amiga y amigo de la mujer y del hombre, respectiva y no siempre correspondientemente”.

André Martinet acuñó el término economía lingüística, que básicamente es la tendencia a simplificar y minimizar el lenguaje, logrando así palabras genéricas y hablando en plural, por lo que cuando hablamos en la cotidianidad y hasta cuando se escribe, difícilmente se desdobla el lenguaje, se hace uso de la economía lingüística.

En la lengua castellana existen tres géneros en la gramática, femenino, masculino y neutro, que no corresponden necesariamente con el sexo, por ejemplo: él fue víctima, ella fue víctima; él es testigo, ella es testigo, Juan es una persona, María es una persona. Se ha confundido género con sexo, atribuyendo a la gramática características de sexo que no le pueden corresponder.

Otras formas de inclusión lingüística

Para poder incluir a los sexos en un escrito se utilizaba hasta hace algunos años el uso de la letra “x” y la “@”, sin embargo y para su lectura era imposible nombrarlas, ¿Cómo se lee amig@ o todxs?  Por lo que últimamente se ha comenzado a utilizar la “e” para lograr esta inclusión. La implementación de esta nueva tendencia a tomado dos vertientes, una que usa esta terminación para hacer un plural inclusivo, en lugar de decir por ejemplo “todos los niños”, ahora se diría “todes les niñes”, así se evita decir el plural masculino. Otra interpretación que se le ha dado al uso de la “e” es por ciertos sectores que mencionan que hay gente que no se identifican ni como hombre ni como mujer, por lo que merecen también ser nombrados, diciendo ahora los hijos, las hijas, les hijes; todas, todos y todes. Si ya con el desdoblamiento de la lengua en los dos sexos, es complicado transmitir un mensaje, añadiendo una más, en lugar de incluir, resulta más complejo entender lo que se quiere decir.

Conclusión

El lenguaje se construye a partir de la realidad que nos rodea, no se puede cambiar el lenguaje pretendiendo que así cambiará nuestro entorno. La gramática no es sexista a pesar de que unas de sus características es tener género. El cómo me refiero y es mi trato hacia el otro será la medida para lograr un respeto a su identidad como persona.

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