Seguramente conocerás al famoso cantante colombiano Sebastián Yatra, pero quizá no te hayas enterado de su encuentro con el Papa Francisco el pasado 22 de marzo en el Vaticano en el marco de un evento organizado por la Fundación Scholas Occurrentes (una institución internacional promovida por el Santo Padre para favorecer la cultura del encuentro).
Durante este evento el cantante presentó al Papa y a los demás asistentes su nueva canción En guerra, que aparece en su nuevo álbum Fantasía. En una entrevista a la agencia de noticias Aleteia, el cantante colombiano explicó que la intención de esta canción es sensibilizar a los jóvenes sobre el bullying invitándolos a reconocer su propia dignidad y la de los demás.
Hasta ahora, conocía poco de Sebastián Yatra y de sus canciones, de hecho ignoraba que se trata de un joven que no tiene miedo de expresar su fe en Dios y que busca transmitirla a los demás a través de su producción artística. Está claro que en el mundo de la farándula cosas como esta no hacen noticia. En guerra es una canción con las cual el artista busca impactar positivamente en los jóvenes.
Yo no conocía la canción, así que abrí mi aplicación de música, la busqué y la escuché poniendo especial atención a la letra. Me gustó tanto que quisiera comentar algunos fragmentos que considero significativos:
Hay una tormentaque no se nota desde fuerasé que por dentro estás en guerraaunque en las fotos no se ve.
Estas palabras expresan el sufrimiento presente en muchas personas, que procede del rechazo por parte de otros o de lo que es peor, de sí mismas. En el mundo de la imagen, en el cual vivimos, las apariencias cuentan mucho y se verifica un divorcio entre el yo real y el yo que aparento en Facebook o Instagram, por ejemplo. Efectivamente, las redes sociales virtuales permiten crearse un perfil que puede o no corresponder con la realidad. En ese sentido, puede ocurrir que en mi perfil de Facebook todo aparenta ser perfecto, cuando en realidad detrás de esas imágenes se esconde un sufrimiento indecible, una tormenta fuerte, una guerra despiadada, que no tiene otro origen si no el buscar por todos los medios agradar a los demás y conseguir likes, los cuales se interpretan como el grado de aceptación que se tiene entre otros. No son pocos los que, tristemente, fundan su autoestima personal en estos medios.
Qué le pasará a tu espejoque no ve lo que yo veopara qué quieres cambiarsi eres todo lo que quiero.
En cada persona hay una belleza que se debe descubrir y acoger, pero a veces diversas circunstancias de la vida pueden empañar la visión que se tiene de sí mismo y no reconocerse en la verdad de nuestro ser. Y nuestra verdad es que somos una cosa buena, bella, amada, querida, deseada, pero quizá en algunos momentos de nuestra vida hemos experimentado justamente lo contrario: rechazo, odio, violencia, abuso, y por ello, como en un espejo roto, la visión de sí mismo se distorsiona. Sin embargo, hay una persona, nuestro Padre del Cielo, que nos ama incondicionalmente y nos mira en la verdad de lo que somos, no de lo que creemos ser o lo que otros nos hacen creer: para qué quieres cambiar si eres todo lo que quiero, para qué quieres cambiar si a los ojos de Dios eres perfecto.
No dejes que te roben la esperanza y la alegría, que te narcoticen para utilizarte como esclavo de sus intereses. Atrévete a ser más, porque tu ser importa más que cualquier cosa. No te sirve tener o aparecer. Puedes llegar a ser lo que Dios, tu Creador, sabe que eres, si reconoces que estás llamado a mucho. Invoca al Espíritu Santo y camina con confianza hacia la gran meta: la santidad. Así no serás una fotocopia. Serás plenamente tú mismo. (Papa Francisco, Christus Vivit, n. 107).
Yo quiero ser como túque haces brillar las estrellascon esa risa que a ti te da pena,pero es tan perfectaque quiero quedarme con ella,y ser como túque haces girar el planeta,cuando me besas con esa inocenciay no te das cuenta, mi mundo lo llenas de luz.
La vida de cada persona vale la pena, porque es única, y allá fuera en alguna parte del mundo hay alguien que solo tú puedes amar y que recíprocamente puede amarte a ti tal como eres. Así es, allá afuera hay un corazón que solo tú puedes iluminar con tu sonrisa, que solo tú puedes dar sentido a su vida. Tú puedes ser el brillo de las estrellas para un corazón sumergido en la oscuridad total, así como eres, aunque tú no lo reconozcas, es así. Si existe una cosa así de bella como el mar, entonces también la vida debe ser bella, en alguna parte (Alessandro D’Avenia, Lo que el infierno no es).
La experiencia del amor reafirma la persona, la fortalece y la libera, porque se ama y se acepta al otro incondicionalmente. Amar sin embargo, nadie nos lo enseña y además es una lección difícil, pero vale la pena. No es de extrañar que Nuestro Señor haya señalado el mandamiento del amor como el primero y más grande de los mandamientos, porque el amor es vida.
No hay un corazónque te amé más que yo,gracias a Diosque estamos los dos,y amarte en la guerrabajo las estrellas de amor.
Alessandro D’Avenia, ya citado más arriba, en su conmovedora novela Lo que el infierno no es, describe así los pensamientos de un joven mientras mira la chica de quien está enamorado:
Su modo de reír y de hacer las pausas me pone las manos en el alma. La toca y abre las zonas vacías. Su presencia me da posesión de mí mismo. Mientras más la miro, más deseo tener a alguien a quién perder, alguien por quién llorar, con todo el dolor que lleva consigo el poner a alguien en el corazón del propio corazón (Alessandro D’Avenia, Lo que el infierno no es).
Amar y ser amados, ese es nuestro destino. Aunque muchas veces amar implique sufrimiento, sacrificio y guerra, la fuerza del amor será más fuerte que todo ello.
Al final del video oficial de En guerra Sebastián Yatra hace a todos esta invitación: Que se acabe la guerra. Hagamos las paces con nosotros mismos. Tú vales oro, vale tu alma, valen tus sueños, vale tu risa y vale tu luz. Valórate. Ámate. Dios nos hizo perfectos.
Si te interesa, puedes escuchar las palabras que Sebastián Yatra dirigió a Vatican News después de su encuentro con Papa Francisco