top of page

Al que madruga, Dios lo ayuda

“Al que madruga, Dios lo ayuda”, es uno de esos refranes que siempre escuchaba y tal vez repetía, pero nunca profundicé, quizá porque no era acorde con mi realidad del momento y no le prestaba tanta atención, lo cierto es que hoy se ha convertido en una “jaculatoria” en los momentos de dificultad cuando quiero alcanzar un objetivo en particular; en este refrán he decidido depositar mi confianza y todo mi esfuerzo para seguir caminando mi día a día.

Acostumbrada a tener cerca a mi familia, a mis amigos o el simple hecho de conocer mi ciudad, todo se me hacía más sencillo, con seguridad de que si algo no salía bien de igual manera iba a poder “resolver” con mayor facilidad.

Desde que vivo en otro país, sin las comodidades que mencioné, me he encontrado de muchas maneras (imagino que a otros les pasa igual), sobre todo en el ámbito laboral, sintiéndome como pajarito en grama, esperando que llegue algo y mirando para todos lados; y aunque si he aplicado un esfuerzo importante -he madrugado- para alcanzar mis objetivos,  no deja de causarme incertidumbre la espera-y que Dios me ayude- pero como todo tiene su tiempo y su lugar, es mejor confiar.

“Las gracias de mi misericordia se reciben en un solo recipiente y este es la confianza. Cuánto más confíe un alma tanto más recibirá. Las almas que confían sin límite son mi gran consuelo” Jesús a Sor Faustina, Diario 1578

Se lee fácil pero la práctica supera el nivel de dificultad, nos da miedo arriesgarnos y es totalmente normal,  el miedo es una emoción sana qué hay que vivir y superar.

“Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Jesús les dijo enseguida: ¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” Mt 14, 22

La verdad es que no hay un manual que nos aclare qué pasos seguir, vamos viviendo y vamos aprendiendo en el camino, algo de cierto tiene eso que dicen “gente chica problemas chicos, gente grande problemas grandes”… pero qué más nos queda que montarse en la tabla y surfear esa ola que, a veces, muchos sentimos que nos va a ahogar.

Desde mi experiencia, en donde he tratado de encontrar un punto medio entre confiar y dejarme sentir estas emociones, quiero dejarte algunos puntos de vista que me han ayudado a surfear:

En cuanto a lo personal

  1. Pensar que no soy la única persona que está en una situación “apretada”, cada quien viene luchando una batalla personal, por lo que he aprendido a pedir ayuda, siempre hay un guardavidas en la orilla del mar.

“Pedro bajó de la barca y se echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?” Mt 14, 29
  1. Sé muy sabio para compararte con otras experiencias, escoge lo positivo y negativo de eso y úsalo a tu favor. Despréndete de esos pensamientos que no hacen más que sabotearte y que pierdas fuerzas cuando el viento viene contracorriente, cree en ti y en los dones que Dios te ha regalado.

  2. Mientras esperas, disfruta el agua salada, vive cada momento colmándolo de amor, todo lo que vives es para que saques frutos de esos momentos, trata de no gastar el tiempo pensando en aquello que no ha sucedido y te mantiene distraído del ahora, lo que estás viviendo hoy es lo que es.

Santa Teresa de Ávila tiene un escrito muy lindo y lo llevo muy presente en los momentos en que tengo que, sí o sí, dejar que la providencia de Dios actúe.

“Porque después de todo he comprendido que no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido. Porque después de todo he comprobado que lo que tiene el árbol de florido, vive de lo que tiene sepultado”.

En cuanto a lo espiritual

  1. Oración: busca un espacio en tu tiempo, aunque sea corto, para agradecer y pedir. Así lo dice Jesús: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán”.

  2. Ofrendas: las novenas a los santos son una herramienta para ofrecer nuestros esfuerzos, hay muchísimos, quienes interceden por nosotros antes peticiones especiales y particulares, en mi caso, hice la novena de San Judas Tadeo, lo cual me resultó en su momento y me siento con la responsabilidad de compartirla, si estás en una búsqueda laboral, tal vez es el empujón que necesitas.

  3. Jaculatorias: son frases, cortas, que puedes repetir y que ayudan a tener una certeza espiritual que te recarga y te recuerda lo esencial cuando estás distraído.

¡Confía, Dios suple!

bottom of page