Como comentamos en el artículo de Teología del Cuerpo for Dummies: Introducción, vamos a ir tratando poco a poco temas que están relacionados con la Teología del Cuerpo (TDC). La idea de estos artículos es que conozcas un poco más sobre ellos y te animes a tomar algún curso que esté a tu alcance. Si aún no has leído la introducción te invitamos a hacerlo ahora.
La TDC busca responder 2 grandes preguntas a nivel general. Estoy segura que todos nos las hemos hecho alguna vez en nuestras vidas y lo más probable es que aún no tengas la respuesta certera para ellas. Estas dos preguntas son: ¿Qué significa ser Ser Humano? ¿Cómo vivir la vida para alcanzar la verdadera felicidad?
¿Qué significa ser Ser Humano?
Juan Pablo II explica al ser humano a través del Tríptico Antropológico (no te asustes… ya explicaré el término). Es decir, JPII organiza o explica al ser humano en tres grandes grupos; de ahí el nombre tríptico.
Estado Originario (antes del pecado original)
Estado Caído – Redimido (el hombre vive en el pecado)
Resurrección (plenitud de la humanidad por la Resurrección)
Hombre Originario
Para conocernos como seres humanos debemos conocer nuestro origen y con esto no nos referimos a si venimos del mono o de Adán. Conocer nuestro origen es saber quién soy, de dónde vengo… Imagina por un momento que no tienes idea de quiénes son tus papás, de qué país eres, dónde vives, quién es tu familia, amigos, etc. Saber quién eres y tus orígenes más esenciales determinan lo que serás.
Es importante reflexionar por quién fuimos creados. Dios mismo es quien nos creó, eso hace que Él sea quien mejor nos conoce y sabe exactamente qué necesitamos; somos nosotros quienes nos desviamos en el camino.
Dios creó al hombre y a la mujer. Los creó por amor y en el amor. El hombre originario fue creado para amar… esa es nuestra vocación esencial, somos en esencia amor. En la historia de Adán y Eva vemos como ellos vivían la plenitud porque se sabían amados y eran amados. En el Génesis, primer libro de la Biblia, encontramos todo el relato de la creación y qué maravillas podemos sacar de ese relato.
Juan Pablo II habla de tres experiencias del hombre originario:
Soledad Originaria
Unidad Originaria
Desnudez Originaria
Es importante que no veamos en este caso a la soledad como esa sensación de estar desamparados, cuando nadie se preocupa por ti y cuando puedes llegar a la depresión. Incluso, en el relato del Génesis Dios dice: “no es bueno que el hombre esté solo” y por esta razón crea a la mujer. La soledad originaria hace referencia a ese estar solamente con Dios, en donde uno se reconoce criatura y a Dios como creador; un creador que lo da todo, que lo colma todo, que es la única necesidad.
Por otro lado, la unidad originaria de la que habla JPII es esa unidad perfecta entre el cuerpo y el alma. Al estar el hombre libre de pecado no existía “separación” alguna.
Por último la desnudez originaria es reconocer la sexualidad propia de cada uno: los creó hombre y mujer. Asimismo, es curioso destacar que el Génesis habla que cuando Adán y Eva sienten pena por haber pecado, se ven a ellos mismos desnudos y buscan cómo taparse. La parte que siempre se nos olvida y que nunca nos cuentan, es que el mismo Dios les hizo un vestido. Es decir, aunque el hombre pecó y decidió alejarse de Él, Dios sale a su encuentro y no le permite que se sienta mal, “que se sienta desnudo frente al mundo”.
Estado Caído
JPII define al hombre caído como aquel que se dejó vencer por la tentación. Es el desequilibrio interno. Se da cuenta que se equivocó y quiere rectificar.
Este desequilibrio hace que tengamos una tendencia al pecado, a caer en la tentación, esto es propio de la condición de hombre caído. El hombre se da cuenta que no puede recuperar por sí mismo ese estado de plenitud del hombre originario. Por esta razón es que Dios Padre envía a su Hijo Jesucristo, para restaurar en nosotros el bien.
Plenitud de la Humanidad
Es importante destacar que en este estado no es que el hombre vuelve al estado originario y recupera todos los gozos del Jardín del Edén. Es un hombre que vuelve a ser recibido por Dios, pero con la esperanza de volver a estar en perfecta comunión con Él.
Sólo se encontrará la plenitud del hombre en la vida eterna.
¿Cómo vivir la vida para alcanzar la verdadera felicidad?
Como mencionamos anteriormente el hombre fue creado desde el amor y para el amor. Su vida está privada de sentido si no se le es revelado el amor, si no se encuentra con el amor y si no lo experimenta y lo hace propio. El hombre no puede vivir sin amor.
En este caso no nos referimos al amor de pareja, nos referimos al amor como virtud. El hecho de sentirse amado por Dios y amar a Dios. Es por esto que cuando el amor se nos revela, somos nosotros los indicados para llevar ese amor a los demás.
Sin amor el hombre es incomprensible y no tiene sentido. Con el amor, el hombre se revela y se encuentra. A su vez, experimenta, acepta y participa de los misterios de Dios.
En ese caso, ¿cómo vivir la vida para alcanzar la verdadera felicidad? Muy simple… ¡Amando!
Conclusión
Aquí encuentras un pequeñísimo resumen de lo que a JPII le tomó más de 20 catequesis para explicarlo a sus feligreses. La Teología del Cuerpo es una catequesis que descubre el gran misterio: el amor.
Si tienes alguna duda sobre este tema, ¡cuéntame en los comentarios!
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