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Si no hay fútbol en el cielo… ¡No voy!

Alrededor de 3.7 millones de personas vieron el mundial de Rusia 2018. Ahora más que nunca constatamos una frase que resuena en época mundialista, “El fútbol nos une.” No importa de qué país seas, incluso no importa si tu país no pasó al mundial. Basta que tengas la pasión del fútbol, y te conviertes en un compañero que sueña, incluso en hermana o hermano.

El fútbol nos permite tener cierto éxtasis comunitario. Los partidos, los pases, las porras y, por supuesto, los golazos que te hacen tirar la cerveza y gritar como maniático. Es un sentimiento único. Y a todos nos mantiene una esperanza: levantar la copa después de la final.

Daniel Habif hizo un comercial emblemático con Coca-Cola para el mundial. Bajo el #DemuestraQueCrees invita a todos a soñar. Y, muestra muy bien la euforia del fútbol pero sobre todo cómo el fútbol nos une.


Jesús nos quiere felices

Jesús nos dice en Juan 10,10: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” Él quiere que seamos felices, incluso lo quiere más que nosotros. Él hizo el éxtasis, ese sentimiento de euforia y alegría en el que sentimos que nos elevamos, en donde se para el tiempo y trascendemos de lo meramente humano. Si eres francés creo que puedes entender de qué hablo. Y, basta ver algunos videos de los franceses al momento del pitazo final en Moscú. No es que Jesús le vaya a un equipo en el mundial pero quiere que todos ganen porque quiere a todos felices.

¿Hay fútbol en el cielo?

“Si no hay fútbol en el cielo no voy”. Así decía una camiseta que siempre quise de niño. Tal vez no lo pensaba en serio, pero sí reflejaba el amor que le tenía (y le tengo) al fútbol. El problema con el fútbol es que se acaba. Un partido son 90 minutos reglamentarios, y aunque los franceses sean los campeones actuales en 4 años habrá otro campeón.

Jesús quiere que seamos felices,pero para siempre. Sabes que el fútbol nos da un momento de alegría pero Él le tira a un golazo eterno. Por eso el fútbol, el mundial y el éxtasis que sentimos (y que ya añoramos, hasta 4 años…) nos debe de recordar que estamos hechos para experimentar eso para siempre, en el cielo.

No nos conformemos con jugar fútbol 90 minutos, soñemos con jugar fútbol en el cielo con Jesús… ¡Para siempre!

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