¿No les ha pasado que hay veces en que los problemas de nuestra vida nos agobian a tal punto que creemos que estamos perdidos? Que damos tantos traspiés y los problemas suceden tan cerca uno de otro que pensamos sencillamente: Dios volteó la mirada y se olvidó de nosotros. Les digo que a mi también me ha sucedido y me he dado cuenta que no es precisamente porque Dios nos haya perdido de vista, simplemente, nos prepara para retos mayores…
La noche
Desde pequeños, muchos somos los que tememos a la noche. Durante esta etapa de la vida es cuando debemos irnos a dormir porque si no nos saldrá el Coco, el Chupacabras o cualquier otro ser proveniente del imaginario colectivo. A medida que crecemos nos damos cuenta que todos estos seres no son más que fantasías y que fueron creados con el objetivo de que nos fuéramos a dormir temprano ¿Buen invento de los padre no?.
En este artículo, no les vengo a hablar de los monstruos que crearon nuestros ancestros para que los más pequeños fueran a la cama temprano, no, les hablaré de cómo muchas veces en nuestras vida pareciera que estuviéramos en una noche muy oscura, en donde no hay luz que ilumine nuestro camino y donde a medida que pasan los días pareciese que la ausencia de luz fuera más y más, al punto de que pareciese que viviéramos en una noche eterna.
¿A dónde se ha ido Dios?
¿Pues y a dónde se ha ido la luz, esa suerte de nuestra vida? Nos lo preguntamos muchas veces cuando atravesamos esos momentos complicados y de adversidades, esos momentos de “noche”. Le echamos la culpa a todo y decimos que Dios nos ha abandonado o que simplemente nuestra vida está arruinada ¿Pero será cierto? ¿Dios nos abandona?.
Veamos: terminaste con tu novio, te echaron del trabajo, peleaste con un ser querido, las cuentas y los servicios suben y sigues ganando el mismo sueldo, el país se cae a pedazos y no sucede nada, murió tu perro, un familiar, se pincharon las llantas del automóvil, se rompió el celular o simplemente no sirve el internet en el país donde vives para poder leer los artículos de New Fire (jajaja).
Aunque muchas veces me he preguntado lo mismo que tú, la respuesta es que no, simplemente nos hace más fuerte. Que aunque pareciese que no está, acompaña nuestros pasos, uno por uno, y nos va abriendo nuestro entendimiento para poder pisar fuertemente ante las adversidades. Nos hace hombres más fuertes.
Hay una frase del Papa Francisco que ilustra esto muy bien, esta dice: “Dios le da las batallas más difíciles a sus mejores soldados”. Es decir, esa noche simplemente está allí para hacernos mejores y más fuertes, es una noche de la que Dios no solo está seguro de que tendremos la fuerzas necesarias para sobreponernos, si no que también será nuestro compañero.
¿No les ha pasado que siempre que tienen una situación difícil en la vida, salen más airosos y fuertes que nunca? ¡Pues entonces no fue algo al azar! Dios estaba con nosotros.
El amanecer
A medida que las sombra y la oscuridad comienzan a disiparse y comienzan a llegar las buenas noticias y la estabilidad a nuestras vidas, entendemos que esa noche en realidad no era tan oscura y que viéndola desde la actualidad nuestras preocupaciones eran mayores que las adversidades, no era nada que no pudiéramos solucionar pero por estar lamentándonos y pensando que no teníamos suerte, que el de arriba nos había abandonado y demás cosas, el tiempo se nos pasaba.
Cuando el amanecer lo tenemos frente a nuestras narices es cuando las adversidades aumentan, es cuando pareciese que las cosas malas sucedieran unas tras de otra para derrumbarnos y quitarnos esa fuerza por seguir adelante, es ahí cuando el mal busca derrotarnos porque sabe que muy pronto vendrá el éxito, porque:
” La noche es más oscura justo antes del amanecer…”
En la película de Batman “The Dark Knight” frase de Harvey Dent.
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